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Ciclismo con Luis Aviles

Breve remenbransa de Gino Bartoli ........... Por luis Aviles

Breve remenbransa de Gino Bartoli  ........... Por luis Aviles Gino Bartali, ciclista italiano nacido el 18 de julio de 1914, fallecido el 5 de mayo de 2000, leyenda histórica del ciclismo, ganador del Tour de Francia (dos victorias con diez años de intervalo en 1938 y 1948) y del Giro de Italia (tres veces, en 1936, 1937 y 1946), es una figura muy querida por mí. Seguramente porque mi padre, Enrique Otero, siempre la ponderó, y tal vez por mi recuerdo "visual".

Una gran fotografía antigua presidía unas escaleras de la tienda que tenía mi padre. Era una fotografía muy famosa en su época, que lejos de la gesta que estaban protagonizando Gino Bartali y Fausto Coppi, primaba una lectura de camaradería y fraternidad entre deportistas, sobrepasando un duelo fratricida para ganar un ascenso importantísimo por el que ambos luchaban fervientemente.

El centro y eje de esta fotografía eran unas manos, unas manos que unían dos hombres, unas manos que portaban un bidón de agua "salvador" que sin duda favorecería al que iba exahusto, a ese que tan solo llevaba una rueda de delantera, es decir, a Fausto Coppi. El de detrás, el de la mano extendida con el bidón, el que ayudaba al sediento, era Bartali. Qué dadivosidad con el que seguramente le iba a ganar, qué generoso gesto.
Tal vez ese era el motivo por el que Bartali nos caía tan bien, no lo sé. El caso es que ahora, cuando nos hemos enterado de la noticia de que el italiano formaba parte de una organización cuyo objeto era ayudar a los fugitivos de la persecución nazi en la Italia de los años cuarenta, dentro de cuya red de apoyos, el ciclista colaboró y ayudó a permitir la fuga de alrededor de ochocientos Judíos. Y no nos hemos enterado por él (recordemos que falleció en el año 2000), sino por los archivos del Judío Nissim...

La misión de Gino Bartali era llevar las tipografías clandestinas, las fotografías y los papeles para fabricar los documentos de identidad falsos. Llegaba a los conventos donde los monjes realizaban la documentación, recogía el material, lo escondía en los tubos de su bicicleta y se marchaba a entregarlo a los interesados. Otras veces servía de guía gracias a los conocimientos de que disponía sobre las carreteras secundarias de La Toscana e indicaba a los fugitivos los caminos más seguros para llegar a determinados lugares.

Bartali era por esos tiempos ya una figura legendaria dentro de Italia, pues había ganado el Tour de Francia de 1938 y algunos Giros de Italia. Se aprovechaba de su fama para que le dejaran más tranquilo, y cuando alguna patrulla de carreteras le detenía siempre alegaba que estaba entrenando.

La belleza de nuestro querido deporte, la Bicicleta con mayúsculas, es por varios motivos: por la sensación de libertad que recibes, por el esfuerzo de superación de uno mismo, por el grupo de compañeros con quien lo compartes, y desde luego por los Seres Humanos que utilizan la bici, que en definitiva es lo más importante.

En 1936, con un Giro de Italia ya ganado, Bartali estuvo a punto de abandonar el ciclismo a causa de la muerte de su hermano Giulio. Afortunadamente para todos los aficionados al ciclismo, Bartali continuó compitiendo.

Fue el gran rival de Fausto Coppi, rivalidad que dividía a los italianos, tanto deportiva como política y religiosamente (sus posturas políticas y religiosas también estaban enfrentadas). Sin embargo, por encima de aquella rivalidad, Coppi y Bartali compartían también una gran amistad; compartieron equipo durante años y, en muchas ocasiones, el uno actuó de gregario del otro y viceversa. El Tour de Francia 1949, que ganaría Coppi por delante de Bartali, podría ser la mejor muestra de esto. Ambos italianos destrozaron la carrera en los Alpes, pero siempre "de la mano".

Su carrera deportiva se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Antes de esta, en 1939, no pudo ya defender su victoria en el Tour de Francia del año anterior. Gino Bartali se tomaría la revancha en 1948, consiguiendo su segundo Tour de una forma espectacular, con siete victorias de etapa.

Bartali fue un excepcional escalador, vencedor del gran premio de la montaña del Giro de Italia en siete ocasiones y del Tour de Francia en dos. Fue pionero en utilizar el cambio de marchas Campagnolo. Anteriormente, las bicicletas incorporaban dos platos y el cambio entre ellos significaba tener que parar y realizar el cambio de forma manual. Con este nuevo sistema, el ciclista podía realizar el cambio de plato sin necesidad de bajarse de la bicicleta. Esta operación se convirtió rápidamente en una señal de que Bartali estaba dispuesto a lanzar un ataque.

Además de sus victorias en Grandes Vueltas, Bartali ganó en cinco ocasiones el campeonato nacional italiano y varias clásicas de un día, como la Milán-San Remo y el Giro de Lombardía

En un tiempo en que prima la competitividad, las marcas y no sé qué otras historias, la figura de Bartali nos recuerda que existen otros Valores y que lo que queda son las Personas que practicamos el ciclismo y sus Acciones. Y que lo único que prevalece son gestas como la realizada por Gino Bartali, que sin duda nos va a emocionar mucho más que haber ganado Tours y Giros de no sé qué años.

Por todo eso... ¡Viva Bartali!, un practicante del Ciclismo y de la Esencia del Ser Humano.

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