Gianetti y Matxín esperan el sí del presidente a su proyecto ciclista en Venezuela
Joxean Fernández Matxín. (Juan Lazkano)
LuisAviles.- Por Alain Laiseka.- Hace unos días Neymar, la última perla de la deliciosa cantera brasileña de fútbol, anunció la prolongación de su contrato con el Santos hasta 2014 y a la maniobra, la resistencia a fichar por el mismísimo Real Madrid, el rechazo a la liga de fútbol más poderosa del planeta, le dio algún analista radiofónico una trascendencia tan profunda y universal como el del anuncio del cambio de sentido en la rotación de la tierra. Arruinada la vieja Europa del debilitado euro, la moneda pobre, hay quien piensa seriamente que el flujo se irá invirtiendo, que los deportistas seducidos por el poder económico europeo dejarán de llegar en bandadas; que, incluso, llegará el día en que Europa empezará a exportar talentos allá donde fluya el dinero. ¿Dónde ocurre eso? En Venezuela, por ejemplo, pueden haber encontrado su mina Gianetti y Matxín.
Hace semanas que ambos conocen la decisión de la marca de calzado Geox de abandonar el barco en marcha, con un año pendiente de contrato, para dejar de patrocinar el equipo ciclista que ganó la pasada Vuelta a España. Hace semanas, también, que rastrean el mercado en busca de una marca que ocupe un lugar en un maillot cuya rentabilidad está parcialmente valorada por una auditoría privada, que calculó que en los últimos doce días de la ronda española, los que coinciden con la eclosión de Juanjo Cobo, el impacto publicitario de Geox alcanzó los 17 millones de euros, muy por encima de la inversión. El ciclismo sigue siendo un vehículo publicitario inigualable, y, aún así, no hubo pretendiente que se atreviera a avalar ante la UCI al equipo de Cobo y Menchov para que este entrara en el selecto club del World Tour. La urgencia por cerrar una operación tan delicada antes del 31 de octubre, día límite fijado por la UCI, fue uno de los inconvenientes que adujo Matxín para explicar la dura condena al equipo, obligado desde entonces a luchar por la supervivencia en la categoría continental profesional, la segunda división del ciclismo. Para ello, aunque sin una fecha límite ni urgente, sigue necesitando un patrocinador que le ampare.
Su ruego, desesperado, no ha sido atendido en Europa, donde los mecenas se han extinguido con la crisis financiera. Hay mucha demanda y poca oferta. Hay, fíjense, camisetas sin patrocinador en la Primera División del fútbol estatal. Hay solo dos equipos ciclista de entidad, Euskaltel-Euskadi y Movistar.
En ese paisaje desolador, Gianetti y Matxín han tocado puertas hasta que les han sangrado los nudillos. Y la respuesta, la única o, al menos, la más contundente y esperanzadora, la han encontrado en Venezuela, que se ha interesado por un proyecto ciclista cuya concepción no difiere mucho de la que logró levantar dos imperios ciclistas como Katusha y Astana, respaldados por un país.
"Mauro ya fue el ideólogo del proyecto del Katusha", explica Matxín cuando se le cuestiona sobre la celeridad, apenas unas semanas, con la que se ha elaborado la propuesta venezolana, "y se hizo otro similar para China que no acabó de cuajar. Lo de Venezuela no se ha hecho de la noche a la mañana y es, como en esos otros casos, un proyecto de país".
Equiparable, también, a Euskaltel-Euskadi, donde la aportación privada se mezcla con la pública.
La opción venezolana está tan avanzada que Gianetti y Matxín se pasaron tres días durante la semana pasada en Caracas, la capital, presentando la propuesta. Les atendieron el ministro de Deportes y el primer ministro, que ven con buenos ojos la iniciativa que promocionaría el país bajo el lema Venezuela país de sueño. La última palabra, sin embargo, la tiene Hugo Chávez. "Solo falta que él de el o.k.", asegura Matxín.
"Presidente esperando por su apoyo al Proyecto q formara a atletas entrenadores mecanicos masajistas...", le pidió ayer por Twitter Miguel Ubeto, campeón de Venezuela y del UCI America Tour. "Presidente le pedimos reunirnos tan pronto como usted pueda como me dijo despues de ganar la medalla de Plata Panamericana", continuó. "De momento todo va por buen camino y pronto sabremos algo", abunda Matxín, que prefiere no hablar sobre el presupuesto pero asegura que la vinculación con Venezuela sería a largo plazo, "para tres o cuatro años".
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