Don Héctor Alvarado Gloria del Ciclismo Venezolano cumple 100 años de Vida
Don Hector Alvarado con su inseparable compañera Dona Olga Purroy de Alvarado y este servidor Luis Avilés en una de las llegadas de la Vuelta a Venezuela en la Plaza Bolivar de Barquisimeto. Foto: Edicson Davila
Luis Aviles.- Este 26 de enero cumplirá 100 de vida Don Héctor Alvarado, 96 de ellos dedicados al Ciclismo Venezolano.
Don Héctorr Alvarado entra en el mundo de las bicicletas por necesidad, a los 14 años, desempeñándose como repartidor en la Caracas de los techos rojos y calles de tierra. cada vez que una Vuelta a Venezuela pisa territorio del estado Lara, el maestro Alvarado se le ve ahí para recibir y luego para despedirla. Ya son 100 años de historia.
Un venezolano de talla mundial, un barquisimetano que ha sido nombrado «Hijo Ilustre» de la ciudad de los crepúsculos. Su enseñanza siempre está sin mezquindad, dispuesta a todo aquel que quiera escucharla y verla. Son 100 años de vida, 86 en el deporte, es un ser ejemplar y ciudadano digno de imitar. Hoy en día él se pregunta si se merece todo lo que ha recibido en la vida. Sea usted testigo y conozca un poco más de una carrera limpia que es orgullo de la nación.
Hace 100 años en Paya, un viejo rinconcito de Barquisimeto (hoy día parte de lo que es la avenida Vargas), en una casa de piso de tierra y paredes de bahareque, nace el maestro del ciclismo larense y de Venezuela, Héctor Vinicio Alvarado, el 26 de enero de 1921. Desde ese día miércoles y hasta hoy en día, la familia del ciclismo y del deporte en general celebra y brindan junto a Don Héctor.
Alvarado narra que desde muy niño lo llevan a Puerto Cabello, ciudad donde estudia cuatro años y luego a Caracas, ya que su madre Josefa Alvarado era enfermera y se hace fundadora de la Cruz Roja en la capital de la república. Su pare fue Felipe Saldivia, fundador del comercio en la ciudad de Barquisimeto.
Entra en el mundo de las bicicletas por necesidad, a los 14 años, desempeñándose como repartidor en la Caracas de los techos rojos y calles de tierra. Era enclenque y asmático, compitió con su pesada bicicleta por las empinadas cuestas de La Pastora, La Florida, la avenida La Paz, más nunca le dio asma.
«Yo me ganaba 25 céntimos por reparto y al reunir un bolívar lo utilizaba para adquirir una bicicleta más liviana a un señor que le decían “Chaleco”, así fueron mis primeros pedaleos en este mundo fascinante del ciclismo”, destaca.
Por su buen desempeño, alguien hace ya 82 años lo anima a correr de forma regular y es inscrito en el Club El Diamante donde sus ídolos e inspiradores y compañeros son, entre otros, Teo Capriles, Carlos de la Madrid, Cosme Fernández, Pedro Aladé, época cuando los dirigentes eran de la talla de Justino Pelayo, Mr. Fly, Franklin Whaite, quienes en esos años son los que fundan la Federación Venezolana de Ciclismo. Cabe destacar que entre sus trofeos y medallas, mantiene enmarcado en vidrio su primer maillot, el cual dice que nunca sacaría por temor a que se deshaga de lo viejo.
Cuenta sus experiencias
Participó en la Vuelta al Lago de Valencia y en numerosas pruebas en los velódromos de toda Venezuela. Rápidamente sube a la selección nacional, interviene en Juegos Bolivarianos, Centroamericanos y Suramericanos, es campeón de Las Antillas en los años 1946, 1947, 1948; gana bronce en persecución en los Panamericanos de 1951 en Buenos Aires, Argentina, los primeros de la historia.
A los 31 años se retira de la actividad como pedalista, justo luego de esos Juegos Panamericanos, junto a Víctor «Páticas» Fernández y Luis J. Rodríguez, se presentan en los Juegos Centroamericanos, luego viaja a España e Italia, donde actualiza sus conocimientos como entrenador.
Desde la década los 30 comenzó pedalear, se retiró en plenitud de condiciones a los 31 años para dedicarse a la enseñanza.
Organiza la primera Vuelta
Es fundador y organizador de las primeras Vueltas a Venezuela en 1963. La Federación Venezolana de Ciclismo entregó la responsabilidad de revisar la ruta y elaborar el cronograma a Héctor Alvarado, quien era el entrenador de la selección nacional.
“Hasta 1966 sólo participaban corredores nacionales y en 1967 se acabó con esa hegemonía, pues se inscribieron los primeros pedalistas extranjeros. Era una carrera que en cada edición fue aumentando la distancia. El segundo año se corrió en un trayecto de 916 kilómetros y en la actualidad se disputa sobre los mil kilómetros”.
Nada ha sido fácil
“Gracias a la diligencia y entusiasmo de la FVC y otros entes se organizó la I Vuelta Ciclística a Venezuela. La tarea no fue fácil. Las raíces de esta competencia se pueden encontrar en otras carreras que se realizaron en la década de los cincuenta, como por ejemplo CaracasMaracaibo, Caracas-Barquisimeto y CaracasLos Andes.”
El primer inconveniente fue que el Distrito Federal no tenía una selección para competir, pero otras entidades federales sí contaban con suficientes pedalistas, pero no con recursos económicos. “La Unión Ciclista Portugal ofreció su club de corredores para que representaran al Distrito Federal, su única exigencia era que les permitieran vestir la camiseta del club. Entre el grupo de pedalistas estaban: Antonio Montilla, Oswaldo Blanco, Enrique Mujica, entre otros”.
“El objetivo era hacer la competencia con o sin el equipo capitalino. Las asociaciones ciclísticas de: Táchira, Lara, Aragua, Anzoátegui, Sucre, Carabobo, Trujillo, entre otras, estaban listas para lanzarse a la carrera. Luego de muchas diligencias y superación de obstáculos, doce estados que sumaban un total de 50 competidores armaron la fiesta”.
Escuela de ciclismo y velódromo
Pero ya para 1961 había fundado la primera Escuela de Ciclismo del Distrito Federal, la que entrega en 1962 al trujillano y campeón panamericano Antonio Montilla, pues pasa a ser comisionado nacional del ciclismo. En su trayecto trae los planos originales del velódromo de París, de donde toma las referencias para la construcción del Velódromo Teo Capriles, con un peralte de 38 grados. Su preocupación por mejorar técnicamente la disciplina en el país lo lleva a fundar el Colegio de Motorizados de Venezuela.
‘Yo no seré ingeniero, pero sé cómo se hace un velódromo y una vez yo di una sugerencia mientras se construía uno y los encargados de la obra se dieron cuenta de que yo tenía razón y debieron reestructurar la obra». «Estimado Dr., como le digo a los ingenieros, esa curva ya la tiene encofrada, pues déjeme decirle que eso está mal hecho, yo no sé nada de planos, pero esa curva va a quedar encestada -así decimos los ciclistas- y es un peligro para los ciclistas, luego de hacerle la curva, debieron volverla a amar porque vieron que yo tenía razón. Yo con un simple nylon mostré la inclinación que debía tener la curva y los espacios», expresa muy sonriente por dicha anécdota.
Añora a sus compañeros de antaño
«Dios me ha dado mucho y de verdad me siento muy agradecido por eso (comenta mientras une sus manos y eleva la mirada al cielo). Tuve excelentes compañeros desde mis comienzos, pero todos ya le fueron y sólo quedo yo. Muchos eran menores que yo, pero así se fueron, guardo recuerdos excelentes de mis compañeros, quienes son mis hermanos eternos, a todos los añoro y espero volver adrales una abrazo”.
Dilatada trayectoria
Por su amplio desempeño ha recibido multitud de reconocimientos, destacando el velódromo que lleva su nombre en Barquisimeto, fundado el día de Jacinto Lara, el 28 de mayo de 1971, momento que él mismo describe como el de mayor emoción en su vida; entre los galardones que posee, ostenta la Orden Mérito al Trabajo, y muchas más dadas por todos los gobiernos y gobernantes, además está sembrado en el Salón de la Fama del Deporte Nacional.
Cuando arribo a 95 años volvió a subirse a una bicicleta, lo hizo en el velódromo que lleva su nombre en Barquisimeto. Cortesía Museo Personal
Trabajador incansable
Ha trabajado incansablemente en pro de los jóvenes del ciclismo Nacional y por su puesto en su ciudad natal, Barquisimeto, junto a su esposa y compañera, su todo como él le dice, doña Olga Purroy de Alvarado, y uno de sus pupilos, el ciclista Mario Figueroa, quien le ha dicho que seguirá con la labor del maestro Alvarado hasta que su cuerpo le permita llevar las riendas de la Escuela Central de Ciclismo, la cual ha dado grandes atletas mundialistas como Ángel Pulgar y otros campeones.
Le encanta que le llamen maestro, ya que dice que no logró grados académicos, pero lo poco que sabe lo transmite con mucho cariño. Vive y disfruta de la vida con doña Olga, a quien describe como su novia, amiga, compañera y muchos otros halagos.
«Yo creo que en el país no se encuentra en ninguna otra disciplina deportiva un entrenador que a mi edad se mantenga activo, eso debe ser un Récord Guinnes, jajajaja; de verdad, son muchos los entrenadores que hay que fueron excelentes atletas en su momento, pero pudieran ser hasta mis hijos», puntualizó Héctor Alvarado.
Su pequeño museo
«Dentro del local que tenemos en el velódromo de Barquisimeto donde funciona la Escuela Central de Ciclismo, la cual fundé el 25 11 julio de 1976, tengo un espacio donde se encuentran todos mis trofeo, desde una bicicleta que usé en los años 30, otra de los años 50, medallas, trofeos y gran cantidad de afiches, fotografías, condecoraciones que me han otorgado y algunos álbumes con recortes de prensa. Todo se conserva muy bien porque siempre estamos pendientes de limpiarlos: ‘Iodo lo que se encuentra en ese lugar es el fiel testimonio de mi vida; porque el ciclismo ha sido la gran pasión de mi vida».
Aún conserva en su Museo esta bicicleta que utilizó en 1946 siendo campeón Panamericano
“El Estado debe atender al atleta”
«Tener una selección por solamente tenerla no es ninguna gracia. Lo importante es que el atleta que vaya a representar los colores de un Estados o de Venezuela en un evento ciclístico obtenga en la etapa preparatoria las atenciones necesarias para cuando llegue la hora del compromiso esté lo mejor que pueda psíquica y físicamente».
Esa es la opinión de un hombre que no necesita presentaciones a la hora de entrevistarlo. De uno de los grandes del pedalismo nacional y americano.
Conversar con Héctor Alvarado sobre ciclismo es tener un diálogo con la sabiduría que dan más de 80 años de experiencia en el deporte del calapié. Es remontarse a las décadas del 30 a la fecha cuando se peleaban los triunfos nacionales con otras luminarias.
La segunda parte de nuestra conversación con Don Héctor y luego de escuchar parte de lo que ha sido su excelente carrera, el tema giró sobre la atención y cuido que debe tener un atleta por parte de las autoridades gobernantes y deportivas tanto nacionales como regionales: » Al atleta hay que estimularlo porque ya pasó aquella era romántica donde se corría por sólo amor al deporte. Figúrate que en Italia, y esto ya como ejemplo, la selección del país la componen aproximadamente 20 ciclistas. Esos pedalistas mientras están en la selección reciben una bonificación especial. Ese bono obliga al que es miembro del equipo italiano a defender el puesto que tiene en el club patrio y a la vez estimula a los novatos o a los aspirantes a entrar al seleccionado a no desmayar en ese empeño. A aprovechar al máximo cualquier descuido de los titulares para destronarlos del sitio», apuntó H.A.
«Nosotros no podemos pretender -agregó- que atletas y en este caso hablo de los ciclistas con una serie de problemas rindan al máximo. El Estado tiene la imperiosa necesidad y obligación ya que lo dice la constitución nacional, de atender a los atletas en las diferentes áreas. Y aquí va otro ejemplo. La Escuela de Ciclismo de Barquisimeto la cual tengo a mi cargo es, modestia aparte, la mejor del país, y esta escuela, es una escuela «chucuta» porque está muy lejos de ser realmente un instituto de formación eminentemente pedagógico, cien por ciento”.
“Subsiste porque yo le he metido el pecho al asunto, ya que moriré en esta escuela de ciclismo que lleva mi nombre».
Al maestro Héctor Alvarado, de eso estamos seguros, siente con profundidad todo lo que pasa en el ciclismo y en el deporte en general en el país.
“Vicente Laguna lo considero mi hijo”
El Maestro Alvarado es testigo fie de la hazaña quien hace 51 años lograr el gran ídolo del deporte trujillano, Vicente Laguna en aquella etapa memorable, Mérida-Valera.
“En el episodio de la etapa Mérida-Valera resulta que los comisarios no sé qué estaban pensando, a lo mejor creyeron que el pelotón le iba a dar casa a Vicente, y se quedaron en la parte posterior y ninguno se percató de acompañar al fugado, eso es imperdonable para un comisario. Lo cierto del caso es que yo me di cuenta que el hombre bajaba solo, vi que era imposible llegarle, su ritmo era arrollador. Me monté en una moto y me adelanté, logré llegar a la meta por muy pocos segundos antes que Laguna y me paré en la línea de llegada y cuando él cruza acciono mi cronómetro que por fortuna lo había puesto en funcionamiento al momento de la salida. Mi cronometro señaló que la diferencia había sido con respecto a Nicolás Reidtler de 14 minutos, sobre Domingo López, quien era mi corredor, ya que yo fungía como técnico del equipo de Lara, fue de 16 y con Santos Bermúdez, 20 minutos. Al principio la gente de Nicolás protestó y pedían la anulación de la etapa, ya que no le daban validez a mi cronómetro, pero de no hacerlo la etapa iba a quedar neutra, es decir ilegal, ya que no había un comisario de llegada. Legalmente ellos tenían razón, pero yo argumenté que era una injusticia no validar la etapa luego del esfuerzo de Vicente, y que si no tenía un registro oficial no había historia. Al final todo se resolvió y mi cronómetro fue oficializado por la propia Federación de Ciclismo. Al otro día comenzó la fuerte batalla que permitió a Nicolás Reidtler recuperar hasta 30 minutos y al final terminó ganando la vuelta de ese año. Esa es para mí la gran gestas que se ha vivido en el historial de la Vuelta a Venezuela, como esa muy pocas”.
Don Héctor Alvarado guarda un especial sentimiento por el orgullo trujillano nacido en Niquitao. “Trujillo debe de estar feliz y agradecido a Dios de contar con Vicente laguna, él es un extraordinario ser humano, un mucho con una gran humildad que nunca perdió a pesar de tantos triunfos, es un verdadero espejo para que esta nueva y rebelde generación se miren. Vicente Laguna esta entre los más grandes ciclistas venezolanos de toda la historia, y de historia puedo hablar con fe y propiedad. A Vicente los siento y considero mi hijo, le sigo admirando y respetando.”
El maestro Alvarado fue quien registró el tiempo de Vicente Laguna en aquella memorable etapa Valera-Mérida en 1967. Cortesía: Museo Personal
La reflexión del maestro
-«Yo simplemente digo que hay que ser muy respetuosos ante todos los seres humanos. Tenemos que entender que el deporte es algo muy bonito que hay que sentirlo y amarlo. Se pueden lograr muchas cosas, pero hay que tener dedicación, disciplina y esmero en las cosas que uno se propone para así poder alcanzar las metas”.
Cuando se conversa con Héctor Alvarado no dan ganas de terminar. Es uno de los inmortales del ciclismo nacional. Cada vez que pisamos tierra larense le damos gracias Dios por permitirnos conversar con esta leyenda viva, DON HÉCTOR ALVARADO
¡Salud maestro! Que Cumpla muchos años más.
Fuente e Investigación: Elvins Humberto González
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